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Los accidentes automovilísticos son la causa principal de muerte y lesiones debido a trauma en los Estados Unidos. Según los últimos datos del Centro Nacional de la Transportación de Carretera y la Administración de Seguridad de Estadísticas y Análisis (NHTSA), más de 37,000 personas pierden la vida y más de 1.7 millones de personas resultan heridas cada año de aproximadamente 6 millones de accidentes.
Alrededor de un tercio de todos los accidentes relacionados con lesiones o la muerte ocurren a altas velocidades con un impacto significativo y con daños a los vehículos implicados. Hay tendencias interesantes que demuestran claramente que la incidencia de accidentes con lesiones graves y mortales es en realidad en declive. En mi opinión esto se deriva en parte importante a los esfuerzos de los abogados y las demandas. Estas han obligado a los fabricantes de automóviles a construir vehículos más seguros. Por otra parte, los abogados, los jueces y los legisladores (muchos de los cuales son abogados) han aumentado drásticamente sus esfuerzos para obligar a los conductores a operar estos vehículos de manera más segura. Esta disminución es probablemente más evidente en el área de las colisiones relacionadas con el alcohol.
Los dos tercios restantes de las colisiones que causan daños se producen a velocidades relativamente bajas, con daño mínimo o ninguno a los vehículos. Normalmente, aunque no siempre, los accidentes de baja velocidad conducen a latigazo cervical o lesiones de tejidos blandos. Los jurados suelen ser escépticos de las colisiones de baja velocidad por lo que son con frecuencia objeto de litigio en disputa lo cual puede llegar a causar frustración al cliente si no se maneja con experiencia. A diferencia de muchas oficinas de abogados de Illinois, los abogados de Shea Law Group han obtenido resultados excelentes litigando colisiones de alta y baja velocidad.
